jueves, 30 de septiembre de 2010

Las pinceladas de José

En este tipo de entradas dejaremos constancia del gran dominio de la palabra por parte de José Mourinho. Un personaje de otro "mundo", con una mentalidad ganadora forjada desde su juventud, hombre culto y "filosofo", amante de la lectura, creyente en Dios y en la ciencia a la vez, en conclusión, un estudioso de este deporte, del fútbol.

¿Es Mou de otro mundo?, el se define así: "me siento un poco alienigena". Por ahora su nacimiento consta en Setubal, criado en una familia de "bien" y muy creyente, aspecto que mantiene y ha mostrado en alguna frase, mezclando con signos de su personalidad, " ni siquiera Jesús gustaba a todo el mundo".Ya hemos comentado su infancia, apoyada en una familia con "estrella", sin problemas económicos, aunque con un padre un poco perdedor en su carrera como entrenador, nada comparable con él. Mou comentó al respecto: " he visto a mi padre despedido muchas veces, demasiadas veces".

Esto ha hecho que Mou solo piense en ganar, en ser el mejor, "para que celebrar títulos si voy a poder celebrar otros" le comenta a Michael Robinson, y así forja y crea su personalidad, clara en esta pincelada: " no soy el mejor del mundo, pero no creo que nadie sea mejor que yo".
Esta fuerza y convicción en su trabajo le ha facilitado la valentía en sus experiencias, su seguridad para afrontarlas, pero siempre con coherencia, un comunicador como él juega hasta con magos..."no soy harry potter, no tengo el bolso de Mary Poppins" explicando el tiempo que necesita su modelo de juego y la adaptación de los nuevos a "su" Real Madrid.

En esta confianza que tiene sobre su trabajo, en su equipo y el modelo de juego que trabaja, se labran las ruedas de prensa tan expresivas y directas que se marca José. En un partido Inter - Siena de Enero de este año, se produce una remontada espectacular del 2-3 al 4-3, y ante los medios de comunicación afirma ( al igual que ya hizo uno de sus modelos de entrenador, el húngaro Guttmann) : " a veces no hay que preocuparse por los goles del contrario si siempre se confía en poder marcar otro más". Esta frase puede hasta asustar o incluso hacer reír a bastante gente, sobre todo a periodistas "futboleros", pero José quiere ganar siempre, y para ganar siempre hay que marcar goles, por ello, su jugar conlleva ataque, un todo, sin divisiones, ataque-defensa.

Otros de sus pilares básicos en su forma de entrenar ha sido Sir Bobby Robson, anciano de fútbol, sabio y gran maestro para Mou, del que su acercamiento mutuo provocó hasta terribles insinuaciones, defendidas de esta manera por el portugués: " no soy homosexual, como cualquiera puede comprobar si me presenta a su hermana".



El orgullo de ser como es y de donde viene siempre lo ha mostrado, tanto por sus creencias como en política, como señala esta pincelada rescatada de una comparación con otros entrenadores de otras generaciones portuguesas. Mou se define " ser políticamente de derechas en Setubal, como lo soy yo, es como ser hincha del Oporto en Lisboa".

Estas convicciones y esa mentalidad ganadora se traslada a sus ayudantes, en concreto, a su mano derecha, Rui Faria, " primero espectáculo y victoria, luego victoria sin espectáculo, luego empate y espectáculo, luego empate sin espectáculo, por último, la derrota, en esta no hay espectáculo".

Los aficionados merengues pueden estar tranquilos, tienen a un entrenador convencido de la victoria, amante de su trabajo y dominador de este, líder y capaz de transmitir, hay muchos buenos, en nuestra liga más, pero como José dice...no mejor que él.


Pinceladas citadas en: José Mourinho, el entrenador alienígena. Modeo, Sandro. 2010.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Paradigma José en Informe Robinson.


Para complementar las entradas sobre el Paradigma José y la Periodización Táctica, no hay mejor manera que añadir su entrevista con Michael Robinson en su reciente programa. Con algunas pinceladas nos sigue demostrando su manera de pensar, sus convicciones, su trabajo y sobre todo, su pasión por este deporte, por ganar y mejorar, un grande.
Cabe destacar sus inicios y su progresión, su trayectoria de campeón tanto como sus enfrentamientos con la prensa, siempre pensando en su "jugar", en ganar el partido, porque para el, las ruedas de prensa de antes y después...son el partido!!.

PARTE I


PARTE II



Si es verdad que la entrevista nos deja con ganas de más, no nos muestra todo lo que esperamos, pero aún así, buen documento para conocer el Paradigma José.

jueves, 23 de septiembre de 2010

El legado

El legado del juego de ataque, de la filosofía Barça, de las convicciones del paradigma de Guardiola, la escuela holandesa...en Informe Robinson, Johan Cruyff.
Para los lectores, amigos y compañeros que no puedan buscar estos documentos, no tengan tiempo o simplemente les parezca curioso, para todos ellos, se los acerco con toda mi pasión, Juego de Ataque.

PARTE I


PARTE II


En próximas entradas, os seguiremos acercando este tipo de documentales ( no se me olvida Paradigma José!!!), muy atractivos para el lector y que todo el mundo no tiene porque conocer... y para el que los conoce, antes de buscar, los tiene en Fútbol sin Divisiones.
Saludos,
Marco Fernández

martes, 21 de septiembre de 2010

Juego de ataque

En próximas entradas, lo prometido es deuda, seguiremos desglosando el Paradigma José.

Mientras disfrutamos con las semejanzas del juego de ataque en equipos tan lejanos en presupuesto y en fútbolista, Almeria y Barça, pero que cercanos en filosofía, más de lo que piensan, puro juego de ataque, combinativo, con defensa de 3 o laterales muy ofensivos, extremos rápidos y con movilidad, muchos movimientos, incorporaciones y ofrecimientos, posesión de balón y velocidad en el juego...y cuando se pierde el balón...Hambre!!!! La primera señal es volver a recuperarlo, presión adelantada, en definitiva, su jugar bien, también mi referente, Lillo y Pep, Josep y Juanma.





Fuente: Paradigma Guardiola. http://www.youtube.com/user/paradigmaguardiola

Referentes

El entrenador debe manejar diferentes aspectos, controlar todas las variantes del juego, y una de ellas es la comunicación, ante sus jugadores, para poder transmitir su "jugar", y también ante los medios de comunicación. Saber llevar esa faceta para un entrenador es jugar con la presión sobre sus futbolistas, motivación de los mismos, mensajes a estos o a la afición, en conclusión, herramienta de trabajo que se debe manejar. No muchos lo hacen, algunos porque no es su fuerte, otros porque no le dan la importancia que merece, un entrenador controla todo, las ruedas de prensa también, y en caso cercanos a la fecha de hoy se demuestra.
Estos son mis referentes:












Más vídeos en Antena3














Más vídeos en Antena3












Ironia, feedbacks, mensajes directos, modelo de juego en sus palabras, detallitos a sus jugadores, de todo un poco, control de su plantilla, referentes en la comunicación, vital en el fútbol. No vale solo la experiencia, hay que saber transmitir...mis referentes!!!

jueves, 16 de septiembre de 2010

Soy romántico


Si, esta entrada también es fútbol.
¿Soy romántico?, del fútbol al menos si. Lo tiene todo para ser con el así, me apasiona, me vuelve loco, me hace llorar o reir, puede hasta que lo ame...si, es cierto, me gusta el, jugar en ataque, con riesgos, ir conociendo poco a poco que es lo mejor y poder llevarlo a la práctica, formarme para que todo sea mejor y por supuesto, jugar limpio, ser educado y consecuente con él, no aprovecharlo para hacer daño y ganar por ganar, eso es el romanticismo. Similar a...

En muchos momentos no tenemos paciencia, queremos ir muy rapido, demasiada exigencia para que ese juego surja tan rápido que no da tiempo, se busca el resultado y el jugar bien no se espera, una pena, el romántico necesita tiempo para darle forma a esa filosofía, para mostrar que ganar y jugar bien es compatible, que entrenar duro y jugar bien es posible, y más, tener buen trato con tus jugadores, una comunicación positiva es síntoma del buen hacer, y también dá sus frutos, nada de gritos y presiones en la base, nada de egocentrismos y egoísmo en la elite, todo en equipo, solidaridad, sacrificio por los demás, eso es muy romántico e inaceptable para algunos. Similar a...

Será filosofía, será romántico, sea lo que sea, el feeling, la comunicación, las relaciones que existen en este deporte, hay que cuidarlas, es un deporte y hay que hacerlo bien diviertiendose.
Jugando bien hay muchas más posibilidades de conseguirlo, trabajar el "jugar bien", mimarlo, formarlo y comunicarlo, transmitirlo y creer en ello, principios del romántico entrenador, uno mismo.

Esta entrada es por los compañeros románticos, por los educadores en la base, por los amantes del juego limpio, del entrenamiento duro y el trabajo exigente, por el comunicador, por la periodización táctica y su saber sobre el saber hacer, por el feeling entre jugadores y entrenadores, por el ganar jugando bien, por el saber perder, por los que aceptan que sin pensar lo mismo te pueden ganar igual, por los entrenadores que respetan al arbitro, que inculcan ese respeto en general...para todos ellos los que se reflejen, seguiremos con esta pasión.



No somos más buenos, más debiles ni mas listos, simplemente, ROMáNTICOS con este deporte.

El otro José



Para seguir conociendo a José Mourinho y el porqué de sus convicciones, su origen, su familia y sus comienzos, cortamos y pegamos una gran entrevista, publicada en el Pais Semanal este mismo verano, escrita por Juan Cruz el 22-8-2010.


La gente lee ahora cualquier cosa que diga José Mourinho, portugués de Setúbal, 47 años, con el morbo que desatan los exabruptos. La gente espera de él una declaración grandilocuente, una descalificación del contrario, una explicación arrogante de sus objetivos o de sus métodos.

Aunque esa es la imagen que trasciende, ese no es ni mucho menos el único José Mourinho; ese es el traje que se le ha hecho al nuevo entrenador del Real Madrid. Se lo ha fabricado él mismo, es cierto, pero no es el único que viste. Ese traje es un pararrayos sobre el que caen los truenos que él no quiere que caigan sobre los jugadores.

Es cierto que tiene una alta consideración de sí mismo, la máxima quizá, que su ego está al servicio de su profesión. Es cierto, y de la cabeza a los pies tiene esa vestimenta moral que le hace parecer arrogante, básicamente porque lo es.

Pero tiene otro traje, que también es verdadero; con él apareció, a veces, en esta entrevista, y de esa conversación salí con las notas que justifican esa impresión: Mourinho no es solo el hombre del ceño fruncido, cabreado con media humanidad (la que no está con él). Es también un tipo afable, que marca bien las distancias pero que no se va del sillón cuando se cumple el tiempo (veinte minutos) que prometió para este encuentro, que duró luego algo más de tres cuartos de hora.

Ahí sigue, pues, e incluso sonríe, o ríe, cuando al final recuerda que su último equipo, el Inter de Milán, jugó con cinco delanteros, "¡cinco delanteros!", frente al Siena, en la Liga italiana. Bromea con su barba, que, como casi siempre, lleva dos o tres días creciendo, con el rostro que le ha ido dejando la edad y con sus ojos, de los que uno de sus maestros, Bobby Robson, que le trajo de traductor al Barça en 1996, dijo que eran "los más extraordinarios" que había visto en su vida. Traductor. Luego se lo gritaron en el Camp Nou (¡traductor!) como un insulto. "Era un insulto para los traductores".

Así que es evidente que la gente se fija más en el ceño de Mourinho que en lo que dice José Mourinho: su ceño es grave, escrutador; entra por la puerta, da la mano, despeja las dudas, sin decir una palabra, sobre el papel que tiene cada cual, y se apresta a ser preguntado. Pero lo que dice no es como su ceño. Ese del banquillo es una especie de destilación de José Mourinho, un trabajador enfrascado en el objetivo, aunque él no lo diga, de hacer feliz a su padre. Por él, José Manuel Félix Mourinho, que fue portero del Vitória de Setúbal y entrenador en Os Belenenses, lo hace todo. Por él ahora quiere ganar al frente del Madrid, igual que ganó con el Chelsea o con el Inter. No pudo ser un jugador importante, y quiere ser el entrenador más importante, el más galardonado del mundo.


Es ambicioso, cómo no. Es muy ambicioso. Eso se le ve en el campo y se le ve en las palabras; no oculta ninguno de los objetivos ambiciosos de su vida, los va enumerando como si los tuviera incrustados en la memoria. Esa obsesión por ganar desde el banquillo lo que no pudo ganar jugando es ya, más que un objetivo, un punto de vista.

Michael Robinson, ex futbolista, comentarista de Canal +, periodista, coincidió con él durante un mes en Yugoslavia. Y lo define así: "El tiempo en que estuve con él fue muy gratificante; me llevé la impresión de un hombre cálido, afectivo y espléndido. Según ha ido evolucionando, esas características han calado en su personalidad y ahora no solo es un gran entrenador, sino que tiene muchos registros como ser humano. Se pone un traje ante los medios, pero es un crack de la comunicación, generoso con los futbolistas; les hace saber que ellos son los que ganan y él es el que pierde, por eso le tienen adoración. Les transmite amor y respeto; es más blando que duro. Sus guerras dialécticas son momentáneas. Son pequeños instantes en una vida que inspira un especial cariño".


Caramba, qué cosas le dice Robinson...

Hay que llamarle para agradecérselo. Me conoce bien... Es un análisis de una persona muy inteligente o de una persona que me conoce bien. Quizá porque sea al mismo tiempo periodista y ex jugador tiene esa sensibilidad para entender el juego.


Déjeme que empiece citándole a Ángel González, el poeta asturiano. Decía: "Para que yo me llame Ángel González, para que mi ser pese sobre el suelo...". ¿Qué ha tenido que pasar para que usted sea José Mourinho, el hombre al que conocemos hoy? ¿Cómo fueron su infancia, sus amigos, sus padres? ¿Cómo fue la vida que le condujo a amar el fútbol?

Todo ha sido muy natural. Nací en una familia de jugador; crecí después como hijo de entrenador. Ese ha sido mi hábitat natural. Muchos años más tarde, el fútbol sigue siendo parte indisoluble de mi vida; cuando nace mi hija, yo tengo un partido, y el día que nace mi hijo tengo otro partido.


Y usted fue a los dos partidos.

Por supuesto. Es mi vida. El fútbol... Mi padre se casó con una profesora de portugués. Esa combinación me hizo amar el fútbol por una parte, pero al mismo tiempo la presencia de mi madre, su actividad, me influyó para tener un poco de control de esa pasión y mantener una motivación cultural y académica [Mourinho relata su vida como si estuviera presentando un currículo que va viendo en un teleprompter]. De joven, cuando tenía 17 años, apareció una novia en mi vida, una chica de 15 o 16 años que ahora es mi mujer; ella también tiene formación universitaria, de filosofía, yo estudié educación física. Por tanto, la formación de mi pensamiento es el fruto de la unión de dos áreas que algunos creen incompatibles, la universidad y el fútbol. Cuando entro en la universidad tengo tantas obligaciones que la presión de hacer las cosas bien, de acabar la licenciatura, cambia mi propio modo de ser: ya no quiero ser aquel niño que pensaba jugar a un alto nivel al fútbol y sé que soy un joven que jamás podría ser un crack como había soñado; me doy cuenta de que podría ser tan solo un jugador como tantos otros que aman el fútbol, pero que jamás podría estar en el top. Es entonces cuando advierto que he de ver la vida desde la perspectiva de alguien que tiene una tendencia natural para liderar, para estudiar, para entender más los aspectos científicos de las cosas... Después, poco a poco llegaron las oportunidades. Tuve la suerte de trabajar con Bobby Robson, quien me lleva al Barcelona, un gran club mundial. Luego tuve la suerte de trabajar con Louis van Gaal, muy diferente de Bobby, muy metódico, muy organizado, con gran criterio. A lo que hay que añadir la fortuna, la gran fortuna, de trabajar con grandísimos jugadores. Y el momento de la verdad llegó cuando inicio en Portugal mi carrera como primer entrenador, en el año 2000. A partir de ahí, en 10 años, todo ha sido explosivo, muy rápido. Explosivo, digo, porque ha sido en un corto espacio de tiempo, pero ha habido un largo recorrido hasta llegar aquí.

Una gran autoestima, sin duda. No mueve apenas las manos. Una la tiene, invariable, sobre la rodilla izquierda, y la otra sube y baja como si manejara la batuta de los años. Al contar su vida, de todos modos, es cuando más se distendió el ceño de Mourinho, como si hablando de sí mismo estuviera visitando a un viejo amigo.


Ya que ha mencionado a Robson. Dijo de usted, de su trabajo como ayudante suyo, que tenía "el par de ojos más extraordinario que había conocido nunca".

Es un gran elogio. Pero lo que yo les digo a los que ahora trabajan para mí es que es importante ver bien, pero aún más importante es que la información llegue muy bien a quien tiene que recibirla. Y es más importante la calidad de la información que nos llega que la calidad de lo que vemos. Es lo que intento enseñar a los que trabajan para mí. Tienes que leer, pero tienes que hacer que los demás entiendan perfectamente lo que tú has leído. Un aspecto que mi experiencia me ha hecho entender es que cuando no eres el primer entrenador puedes tener capacidad de observación y de análisis. Pero cuando ya eres el máximo responsable, en el momento de la verdad, la que vale es la capacidad que tienes para seguir leyendo, analizando y decidiendo bajo presión. Eso que ahora científicamente se llama "inteligencia emocional". Una cosa es un asistente que está en la tribuna o en la grada, un profesional que está delante del ordenador o del televisor viendo una, dos, diez veces un partido, y otra cosa es la tensión altísima de los noventa minutos de un partido que no puedes parar, en el que no puedes decir: "Oiga, espere, que tengo que pensar. Rebobina, que tengo que verlo otra vez". La capacidad de hacer una lectura bajo esta presión es un aspecto muy importante de los entrenadores. El mundo del partido es totalmente distinto, completamente aislado del resto.


Lo primero que habrá visto es a su padre dirigiendo. ¿Qué aprendió de él?


La honestidad. Lo más importante de un entrenador, y quizá de un hombre. Porque cuando mi padre me lo enseñó, siendo yo un niño, él ni soñaba con que yo pudiera ser entrenador de fútbol. Para ser un hombre y para traspasarlo al fútbol, para ser un líder, porque un entrenador es un líder, me parece que la honestidad es lo más importante. Mi padre es para mí un ejemplo. Cometeré errores en mis decisiones, en los análisis, pero guardaré el máximo de honestidad con mis jugadores. Nunca les llegará una decisión o crítica mía por boca de otra persona. La experiencia me lo dice. Siempre he tenido una relación absolutamente fantástica con mis grupos de trabajo y me parece que la culpa de esta relación es esa honestidad que mantengo con los jugadores. Una de las cosas que quiero explicarles es precisamente esto, que quiero tener una relación muy grata, muy honesta, y bilateral: yo contigo y tú conmigo. No quiero intermediarios. No quiero que un jugador declare a la prensa que le gustaría saber por qué no juega: que me lo pregunte a mí. Tampoco quiero decirle a la prensa por qué razón ese futbolista no juega; se lo diré a él. Para mí, la relación directa, honesta, mirándonos a los ojos, es lo más importante. Tendremos momentos negativos, como es obvio, porque un jugador es un animal muy especial -lo digo con todo el cariño, no en sentido crítico-, y una de las características de este animal es que si no juega no es feliz. Por eso siempre llegan momentos difíciles, pero la dificultad es menor si tienes una relación honesta y directa. No soy un entrenador que explique todos los días a los jugadores sus decisiones. No lo explico, pero siempre tengo una o más razones para tomar esa decisión. Si la quieren saber, es muy fácil: la puerta de mi oficina estará siempre abierta para explicársela.


Desde hace más de diez años, usted tiene un objetivo: ser un líder de grandes equipos. Donde hay un montón de egos. ¿Cómo los domina? ¿Ha variado mucho el ego de los futbolistas?

Ha cambiado de forma increíble. Hace 40 años, y recuerdo a mi padre hablar de esto, ver a un futbolista con un libro en las manos en una concentración era excepcional; ese era un jugador que estaba muy por encima de los demás a nivel cultural. Entonces jugaban a las cartas. El mundo ha evolucionado y ahora el futbolista es muchísimo más instruido. Cuarenta años atrás, un entrenador con dos dedos de inteligencia y dos dedos de cultura tenía un dominio intelectual y cultural sobre sus futbolistas. Los jugadores no tenían ni la capacidad de entender en qué trabajaban, cómo trabajaban, sus necesidades... No. Simplemente comían de aquello que les daban de comer, futbolísticamente hablando, y nada más. Hoy un jugador es un hombre con una posición totalmente diferente en la sociedad. Antes no podía entrar en muchos ambientes sociales. Hoy todos quieren que los futbolistas pertenezcan a los diferentes espacios sociales. El jugador es mucho más culto, más inteligente, es más exigente. Por eso creo que hoy un entrenador tiene que estar mucho más preparado que años atrás. Un entrenador que hoy solo entiende de fútbol es un entrenador pésimo. No puede sobrevivir. Y el entrenador clásico, aquel que fue jugador o que entiende mucho de fútbol y es entrenador dos días después, no tiene muchas posibilidades de tener éxito si no está preparado en todos estos niveles de los que hablamos. No es tan solo entrenar bien, jugar bien, decidir y ganar. Es mucho más: ha de ocuparse de la gestión de los egos, de las emociones; los entornos hacen ahora nuestro trabajo mucho más complejo, muy bonito y también muy difícil.


¿El hecho de que sean más cultos los ha hecho más autocríticos?

Encuentras de todo, como en todas las áreas profesionales. Me parece que hoy un jugador es muy orgulloso, también en el sentido positivo de la palabra. Cuando llega a un determinado nivel, ya no piensa en su futuro, me refiero a su futuro económico. El jugador de hoy que quiere jugar y jugar bien, que quiere ser titular, cerrar más contratos, que quiere ganar y ganar siempre, o lo hace por orgullo propio o no lo hace. La cuestión en este momento no es un euro más o menos, es el orgullo personal. Y hablo por mí mismo. ¿Por qué trabajo? ¿Porque quiero ganar? ¿Porque quiero continuar? Trabajo porque me gusta, porque tengo orgullo propio, porque la gente espera que gane. Yo quiero seguir haciéndolo para estar bien conmigo mismo. Cuando llegamos a este nivel, es una cuestión de orgullo personal. Yo quiero hacer historia, Ronaldo quiere hacer historia, Messi quiere, Zanetti quiere... Los jugadores importantes quieren hacer historia, su propia historia. Dentro de 50 años seguiré estando en la historia del Oporto, del Chelsea, del Inter... Nosotros, jugadores y entrenadores, los que hemos llegado a este nivel, es por orgullo natural, es un orgullo innato. Si no fuera por esto, un día te levantarías de la cama y dirías: "Basta". Nunca diré basta.


No basta jugar, entonces. Lo importante es ganar. ¿Y cuando se pierde?

Se debe saber por qué. Se debe saber dónde mejorar. Si es culpa nuestra o del adversario. Si es culpa nuestra, es un gran problema. Si es culpa del adversario porque ha sido mejor que nosotros, okay, lo aceptamos, porque querer ser mejor que el adversario será un estímulo para mejorar. Cuando se pierde por culpa propia, debes pensar muy bien qué hacer.


¿Cómo ve los sistemas que dominan hoy en el fútbol? Usted parece que impone un sistema según el contrincante al que quiere vencer...

El aspecto cultural es muy importante. Una vez dije algo que quizá pasó inadvertido y que acaso sea una de las cosas más acertadas que he dicho sobre el fútbol. Jugaba el Chelsea contra el Barça y las preguntas siempre eran las mismas: quién es mejor. El Chelsea estaba muy fuerte, había sido campeón de Inglaterra, el Barça era el campeón de España y jugábamos unos cuartos de final de la Champions. Les dije: este Chelsea es campeón de Inglaterra, y si jugara la Liga española no la ganaría. Y el Barça es campeón de España, pero no ganaría la Premier. Y la construcción de los equipos debe realizarse de acuerdo con la cultura y con las cualidades que tienes para ganar. Como jugaba hace cuatro o cinco años, el Barça no ganaba la Premier. Quizá hoy la ganaría. Por eso es imposible que un entrenador llegue a un país y diga: "Este es mi sistema, mi filosofía de juego". Si un día Pep [Guardiola] va a Inglaterra o a Italia, quiero ver si su equipo juega como el Barcelona... ¿Seré capaz de hacer con el Madrid lo mismo que he hecho con el Inter a nivel de juego? Imposible. El aspecto cultural es muy importante.


Es decir, que la identidad de un equipo y de un entrenador como usted es la historia que lo va conformando...

Exactamente. La idiosincrasia es fundamental. Puedes tener principios del juego, puedes no abdicar de ellos, pero la idiosincrasia del club y de la propia Liga son fundamentales. Si intentas jugar contra esos principios, estás jugando contra ti mismo. Existen cosas en el Real Madrid que quiero mantener.


¿Por ejemplo?

Por ejemplo, la obsesión por jugar un fútbol ofensivo y atractivo... Todos me dicen que el aficionado del Real Madrid quiere ganar, ver un juego ofensivo y bonito. Yo también. Pero no quiero un Real Madrid bajando con cinco y atacando con cinco. Y he visto muchos partidos del Madrid con cinco jugadores detrás de la línea del centro del campo y cinco delante. Cuando se perdía el balón, los cinco de detrás echaban a correr y los cinco de delante se dedicaban a reposar. Eso no lo quiero. Existen principios a los que no puedo renunciar. Hablando de un modo general: ganar, jugar bien, jugar ofensivo... Obviamente, esa historia no quiero cambiarla.


Es lo que dice Guardiola de su propio equipo. Algo habrá aprendido de usted cuando coincidieron en el Nou Camp...

No, no. Guardiola no aprendió de mí. Guardiola tiene una formación de cultura de club de toda la vida. Ha estado un año en Brescia (Italia) y otro en Qatar (donde seguramente jugaba más al golf, que le gusta mucho), pero su vida es el Barça. Cuando me lo han preguntado alguna vez, siempre he dicho que Pep es el entrenador perfecto para el Barça. Es catalán, es culé, nació allí, en La Masía, es amigo de Cruyff, hay aficionados con mucho amor por él, con mucho amor por el club. Lo entiende todo, lo tiene todo. Para mí es el entrenador perfecto para el Barça. Cuando nombraron presidente a [Sandro] Rosell y le ofreció seis años de contrato..., ¡yo le hubiera ofrecido diez!


Tengo curiosidad por saber qué comentó con Guardiola cuando acabó el partido en que el Inter eliminó al Barça de Europa. Cuando usted estuvo allí con Robson, su relación con Pep era buena...

Ha sido buena, es buena y será buena. Si tenemos algún problema a nivel futbolístico, no será nunca un problema entre José Mourinho y Pep Guardiola: será un problema entre el entrenador del Real Madrid y el entrenador del Barcelona. Es totalmente diferente. Lo respeto tanto como creo que él me respeta a mí y no tenemos ningún problema personal, todo lo contrario. En este momento no le puedo desear suerte porque jugamos a lo mismo, pero aparte de eso no hay ningún problema.


Hace unos años dibujó su futuro: ganaré esto en Inglaterra, esto en Italia, esto en España, esto en Portugal...

Como en todos los planteamientos, tienes que ser flexible y adaptarte a la situación. Tienes que analizar y hacer un diagnóstico del día a día a todos los niveles. En mi vida profesional es muy difícil que este planteamiento sea cumplido automáticamente, tiene que haber desviaciones... Tenía tres grandes objetivos cuando empecé a entrenar. He alcanzado dos casi. Uno, ganar tres Champions con tres clubes diferentes. Ernst Happel, Ottmar Hitzfield y yo hemos ganados dos cada uno en dos clubes diferentes. Happel ha fallecido. Hitzfield está a punto de retirarse y a mí me quedan muchos años de carrera por delante. Otro: quiero ser el único en ganar las tres Ligas más importantes del mundo: la española, la italiana y la inglesa. En este momento, Fabio Capello ha ganado la italiana y la española; Carlo Ancelotti ha ganado la inglesa y la italiana, y yo, la inglesa y la italiana. Capello, si no vuelve a un club, como él dice, ya no llegará. Solo estamos Carlo y yo, y no sé si Carlo lo tendrá entre sus objetivos. Yo quiero ganar las tres.


Y el tercer objetivo.

El tercero es dar a mi país algo que aún nadie le ha dado: el título de campeón del mundo o de Europa. Esto es más difícil porque no me gusta entrenar selecciones. Es un sueño para mí. Me parece que Portugal, un país pequeñito, de diez millones de habitantes, sin un potencial económico, sin grandes infraestructuras, tiene un fútbol que merece algo importante. Es un fútbol que ha dado tres balones de oro, ha dado a Eusebio, a Ronaldo, a Figo... Un país que ha dado un Benfica histórico y un Oporto que ha ganado la Champions merece dos cosas: ganar un título grande y ganar algo aún más fácil: llegar, con la ayuda de España, a tener un Mundial de fútbol. Tenemos que ganar esta candidatura.


En toda la conversación no le había visto tanta ilusión en los ojos como cuando ha hablado de Portugal.

Soy un portugués muy atípico, porque el portugués en general echa de menos a Portugal y yo no. No tengo saudade, quizá porque tengo una familia espectacular, porque estoy enamorado de lo que hago... No tengo saudade, pero tengo mucha pasión. Soy un portugués que no quiere volver, no quiero trabajar en ningún club portugués, no quiero vivir en Portugal, pero soy un portugués al que le gustaría hacer algo importante con mis capacidades.


Al principio le leí lo que dice Robinson de usted. Los que están en su cercanía dicen que es cálido, humano. Pero en muchos sitios se dice de usted que es una persona difícil, inaccesible, irritable. ¿Cómo reacciona cuando lee que dicen eso de usted?

Primero, no leo mucho lo que se dice de mí. Óscar [Ribó, responsable de prensa de Mourinho y del Real Madrid, que está presente] es testigo de que todos los días quiero un SMS suyo con un resumen de prensa, porque no leo periódicos ni veo la televisión; solo la utilizo para partidos que quiero o que tengo que ver. Es una protección para mi estabilidad personal. Si llega una persona cercana que habla mal de mí, eso sí me genera un problema porque significa que algo está mal, o en mí o en esa persona. Cuando habla mal de mí una persona que no me conoce, eso no me crea ningún problema. El fútbol me ha dado tantas cosas buenas que tiene todo el derecho a darme alguna mala.


¿Cuál es la mala?

La mala es que he perdido totalmente mi privacidad. Todos me conocen, todos hablan de mí, no puedo ir por la calle con tranquilidad, no puedo pasear con mis hijos, con mi mujer, con mi familia, no puedo viajar tranquilamente. Y tengo que leer muchas mentiras -cuando leo- sobre mí.


¿Qué es lo que más le ha molestado?

Las mentiras. Fuera del fútbol soy un hombre totalmente distinto al que está en el fútbol. Si en el fútbol lo arriesgo todo, soy arriesgado en la forma de liderar, arriesgo en la manera de comunicar, de gestionar mi relación con la prensa..., arriesgaré mucho con el equipo, ya lo verán... En mi vida personal, sin embargo, soy exactamente lo contrario: riesgo cero, perfil bajo, inversiones económicas cero. Riesgo con mis euros cero. Soy un hombre de perfil bajo, no me gusta la vida social, nada. Y la mentira, lo que menos me gusta. ¡Dijeron que en mis vacaciones en Kenia había contratado a un brujo! ¡Lo que inventan!


También dicen que le gusta leer, que le gusta la música...

Mire, la gente ve a un Mourinho durante noventa minutos, en el campo, y antes de los partidos y después, en las conferencias de prensa. Ese Mourinho está jugando el partido. Es difícil percibir a un Mourinho que no esté ya jugando el partido. En el partido estoy de pie noventa minutos, hablo con los míos, con los adversarios, con los árbitros... Estoy jugando mi partido, no salgo a hacer teatro, estoy trabajando. Las ruedas de prensa son espacios de trabajo. La gente me conoce trabajando. Esta entrevista que estoy haciendo con usted no sé si se volverá a repetir, durante la temporada apenas hago entrevistas, jamás voy a la televisión, para mí abrir mi casa es imposible, pararme por la calle con aficionados es muy difícil... Me gustaría visitar una peña de mi club, pero ya me han dicho que son tantas que si voy a una tendría que ir a todas, así que no puedo ir a ninguna... Así que a Mourinho nadie le conoce. Le conoce la familia, los amigos y quien me conoce de verdad.


Déjeme entrar un momento en su casa. ¿Qué libros lee?

Gabriel García Márquez me gusta, pero tengo poco tiempo para leer. Trabajo muchas horas, y cuando llego a casa me gusta estar con los míos. No puedo ser tan egoísta como para exigir mi propio espacio. Tengo que hacer cosas que les guste hacer a ellos, ver la película que le gusta a mi mujer, ir al cine y ver la película que les guste a mis hijos... El otro día estuve en Madrid, muerto de cansancio, pero mis hijos querían ir al Parque de Atracciones. Pues al Parque de Atracciones...


¿Qué le hace reír?

En casa río muchísimo; en mi ambiente de trabajo, también. Y ganar también me hace reír muchísimo.


Terminemos con otro poeta, Rudyard Kipling, que advierte en su poema 'If' contra dos impostores: el triunfo y la derrota. ¿Piensa lo mismo, son armas de doble filo?

Alguna vez he pensado, después de una derrota, que afortunadamente son pocas: no debo estar triste porque en el otro vestuario hay gente que está muy feliz. Pero para pensar así tengo que perder muchas veces.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Paradigma José y la Periodización Táctica. Capitulo Seven.

Debut del Real Madrid, buen comienzo en la máxima competición europea, Mourinho contento con sus jugadores y mandando "recaditos" a los que no entran en la dinámica, siempre con fútbol, pensando en su equipo, y no en vender periódicos como piensan algunos.
El modelo de juego se asienta, cada partido que pasa un equipo más solidario, con una buena organización defensiva y una zona de presión adelantada, con mucha intensidad de concentración, puntos claves del Paradigma José.
Y para celebrar el buen hacer de Mou, seguimos con las entradas que explican sus convicciones, esta vez DESMONTAMOS el mito del volumen por encima de la intensidad en Pretemporada.
La "norma de entrenar" prioriza en el periodo prepatorio la cantidad de trabajo físico por delante de la intensidad del mismo. Se intenta conseguir una condición física basada en la resistencia, de forma aeróbica, para luego trabajar en intensidad, por supuesto en la dimensión física y con otras capacidades condicionales.
Esta lógica utilizada en el fútbol es rechazada totalmente por Mou y sus adjuntos, desmontado en sus palabras: (cit. ¿Por qué tantas victorias?.Amiero, Nuno. 2007. )

José Mourinho: " Existe la idea común de que el periodo preparatorio difiere del periodo competitivo en términos de volumen e intensidad de trabajo. Se habla de la necesidad de empezar con volúmenes elevados de trabajo, pero con intensidades bajas, para después, al aproximarse la competición, invertir esta lógica. Todo esto es perspectivado desde un punto de vista puramente físico. Yo no creo en eso y, para mí, los dos periodos son iguales en todo. Y lo que yo entiendo por intensidad difiere totalmente del significado que tradicionalmente se lo atribuye. No consigo disociar la intensidad de la concentración. Cuando digo que el fútbol es hecho de intensidades elevadas, lo digo teniendo en cuenta la complejidad que tiene implícita y la necesidad de concentración permanente que de ella proviene. Parto del principio de que la mejor forma de recuperar las pérdidas derivadas de las vacaciones, es trabajar desde luego a intensidades máximas relativas, asociadas a aquello qué la especifidad de nuestro juego. Por eso, no creo en el aumento de volumen, ni en la inversión del volumen por la intensidad. Por ejemplo, lo que normalmente se llama resistencia aeróbica y que convencionalmente se dice que se adquiere con volumen de trabajo, también se consigue con la acumulación de las intensidades máximas relativas ".

Rui Faria: " Cuando hablamos de intensidad, tenemos que hablar de intensidad de concentración, cuando hablamos de volumen, tenemos que hablar de volumen de intensidades de concentración. Hablar de intensidad de concentración es estar en el partido, estar pensando y tomando decisiones, en función de nuestro juego. Conseguir estar concentrado el mayor tiempo posible en el juego implica tiempo y aprendizaje, exige un determinado volumen de intensidades de concentración ".

José Mourinho: " Por norma, cuando se habla de intensidad, se habla en desgaste energético. Yo no pienso así. Fundamentalmente, lo que hace que un entrenamiento sea más o menos intenso es la concentración exigida. Por ejemplo, correr por correr tiene un desgaste energético natural, pero la complejidad de ese ejercicio es nula. Como tal, el desgaste en términos emocionales tiende a ser nulo también, al contrario de las situaciones complejas, en las que se les exige a los jugadores requisitos tácticos, técnicos, psicológicos y físicos. Es esto lo que representa la complejidad del ejercicio y lo que conduce a una concentración mayor ".

La intensidad según José, tiene una implicación decisional y una exigencia por su desempeño, esta produce un desgaste emocional. Por lo tanto, esta intensidad es decisional asociada a la concentración, medida en cada ejercicio con la manera de vivirlo de cada jugador. Para que el modelo se represente en el terreno de juego se necesita la concentración táctica. Por ello, la "norma de entrenar" de Mou se basa en un patrón de intensidades máximas relativas a partir de la segunda semana de trabajo.
Y el volumen, asi sería volumen de intensidades máximas relativas. El volumen de principios de juego, un volumen táctico, vivenciar los principios de juego del equipo en intensidades máximas relativas. Este volumen, en el patrón de entrenamiento será semanal y regular, aumentando la calidad de trabajo.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Proximamente


Estimados blogeros,

Les escribo esta entrada para disculparme por la publicación tan discontinua de los artículos. A partir del Lunes 13 de Septiembre volvemos con más fuerza y con nuevas publicaciones. Seguiremos con capítulos de Paradigma José, retomamos la buena marcha de Pepe Mel en el Real Betis y su posible porqué, artículos de opinión varios y mucho más, siempre Fútbol, sin divisiones.
Saludos,
Marco Fernández



domingo, 5 de septiembre de 2010

Paradigma José y la Periodización Táctica. Capitulo Six.

El fútbol no se divide, y tampoco se para. Nuestra "roja" sigue deslumbrando al mundo, en la Liga Adelante el Betis de Mel corrobora su buen inicio y en la base comienzan las competiciones ( por cierto, empiezo la temporada con derrota...).
Y como no iba a ser de otra manera, seguimos exponiendo las convicciones de José, en este capitulo, sobre lo que piensa de los picos de forma, de las mini-pretemporadas y todo por supuesto quedará desmontado, desvinculado de la "norma de entrenar".



DESMONTAR EL MITO DE LOS PICOS DE FORMA Y DEL TRABAJO EN LOS PERIODOS TRANSITORIOS

Los picos de forma es esencial en las planificaciones de muchos entrenadores y preparadores físicos, su "norma de entrenar" contiene la dimensión física como objetivo prioritario en el rendimiento y por ello buscan estar al máximo en partidos y competiciones concretas, planificando las cargas de trabajo para llegar a punto a esos momentos claves de la temporada.
Esto nos lleva a trabajar de manera parecida a una pretemporada en los parones ligueros, donde se quiere recargar las baterías para terminar la competición de la mejor manera, siempre dentro de la dimensión física, nunca teniendo en cuenta la organización del juego.

Para desmontar esta teoría, exponemos las opiniones de Mou y su entrenador adjunto Rui Faria, citados en ¿Por qué tantas victorias?, Amiero,Barreto, Oliveira y Resende 2007.

Mourinho prioriza en sus entrenamientos la organización del juego y dice: " Yo no quiero que mi equipo tenga picos de forma...¡No puedo querer que mi equipo oscile de desempeño! Quiero que se mantenga siempre en unos niveles de rendibilidad elevados. Porque no hay partidos o periodos más importantes que otros. Todos los partidos son para ganar. En el Benfica, en el Leiria, en el Oporto o en el Chelsea ".

Rui Faria complementa con lo siguiente: " La preocupación consiste en mantener los niveles de desempeño del equipo de acuerdo con el modelo de juego que definido al principio de temporada. Y aquí en el Chelsea, la respuesta que los jugadores han dado tanto en los entrenamientos como en los partidos no nos deja dudas que están bien preparados ".
Para que ese nivel de desempeño sea el adecuado durante toda la temporada sin desmarcarse de lo que quiere Mou, de su forma de jugar, nos explica su teoría: " Luego a partir del segundo microciclo semanal de la temporada, y estoy hablando del periodo al que convencionalmente llamamos periodo preparatorio, los microciclos son básicamente iguales hasta el final de la temporada. Tanto a nivel de los principios y objetivos de trabajo, como a nivel físico. Sólo a nivel de la dominante táctico-técnica es que voy haciendo modificaciones en los contenidos a potenciar, en función de las dificultades sufridas en el partido anterior y de aquello que va a ser el próximo. Pero, hablando de la dimensión física, que es aquella que está más asociada a la periodización convencional, los objetivos son los mismos desde el segundo microciclo al último. El primer microciclo es de adaptación, en el cual procuro hacer una readaptación al esfuerzo, no más que eso. En esa primera semana no busco cualquier aumento a ese nivel, sino que se adapten simplemente a aquello que es la especifidad del juego. A partir de la segunda semana son ciclos semanales que se repiten. Por lo tanto, sólo utilizo microciclos semanales. Aquellos que son más "lineas maestras" en términos de patrón semanal al nivel de la dominante física son iguales tanto en el mes de Julio como en el mes de Abril del año siguiente ".
Para mantener ese nivel de rendimiento durante todo el año, se intenta conseguir una patrón semanal de entrenamiento, con sus contenidos, recuperación, duración, número de entrenamientos y estabilizarlos en el tiempo. Se pretende mantenerlos desde la pretemporada, respetando asi el principio de la estabilización.
El morfociclo patrón o dinámica semanal se debe asentar en principios de entrenamientos sin olvidar su organización del juego, objetivo principal. Eso es respetar el supraprincipio de la especifidad, lo mismo que vivenciar el juego a través de la adquisición de los principios, subprincipios y subprincipios de su jugar.
Cada partido es parte fundamental en el patrón semanal, Mou nunca olvida que la dinámica del competir es parte integrante de la dinámica del entrenar.